Límite vertical. Penyagolosa intento I

El miércoles decidimos que era el día de llevar a Cangrejito al pico de Penyagolosa (1.813 m.), el segundo pico más alto de la Comunidad Valenciana y insignia de Castellón y provincia.
Hace tiempo que le decíamos que iríamos y que montaríamos la tienda de campaña para que la viera, y algún día, poder ir de camping. Soy consciente de que muchos niños humanos a su edad ya han ido, pero hay que tener en cuenta que nosotros "somos raros, no digo diferentes, digo raros", y al ir de lado tenemos que ir con cautela.
La cuestión es que se levantó un día soleado, un día precioso para subir al pico y disfrutar de las fantásticas vistas. El plan era subir en coche hasta la base del pico y hacer el último tramo a pie. No es mucho pero está muy empinado, de modo que aunque la climatología nos lo permitiera, no sabíamos si podríamos hacer cima en el primer intento.
Cuando llegamos nos encontramos con un cartel que indicaba que no se podía acceder con coche a la pista forestal que sube hasta el pico, pero ya que estábamos allí ...
Una vez arriba descubrimos que no eramos los únicos que habían tenido esa idea, y nos encontramos cuatro coches aparcados. Al salir del coche nos dimos cuenta en milésimas de segundo de que no habíamos tenido en cuenta la diferencia de altitud. Eramos cuatro, pero parecíamos el doble de lo que nos movíamos con el tembleque por el frío. Cangrejito no quería ni andar, o no podía, porque parecía un polo. Iba abrigado, pero nunca había experimentado tanto frío, ya se sabe, en la Plana...
Al final, conseguimos dar un pequeño paseo hasta la explanada donde se inicia el camino de ascenso al pico, pero nos volvimos enseguida, no pudimos dar ni un paso para ascender. No importa, lo intentaremos de nuevo en primavera o verano.
Una vez en el coche, de nuevo, vi que el termómetro marcaba 2º, aunque no estoy seguro de que no fuera menos, porque al darle mis guantes a mamacangreja las manos se me quedaron moradas.
El primer intento había fracasado, pero no importaba. Todavía podíamos montar la tienda, comer y pasar un rato divertido. El único inconveniente, bueno uno de los inconvenientes, era el fuerte viento que se había. Además, claro, de que hacía mucho tiempo que no montaba la tienda.
No importaba que estubiera perfecta, pero cuando acabe parecía un cuadro de Picaso. No hice fotos para no herir sensibilidades, bueno en realidad es por vergüenza. Pero al poner las varillas puse las cortas para la tienda y las largas para el doble techo, por lo que la tienda estaba fofa y el doble techo no se podía estirar porque las varillas eran más largas, mucho más largas.
Pero ¿que importancia tenía?, total, solo íbamos a estar un rato, de modo que ni piquetas ni nada. La tienda se movía un poco y cangrejito preguntaba ¿se va a volar?. Y mi respuesta siempre era la misma "no cariño, no se puede volar". Pero en una de esas el viento quiso ponerme en mi sitio y el doble techo salio volando, por lo que tuve salir de la tienda para volver a ponerlo. No se voló porque había puesto unas piedras en un lado.
Pero claro, al salir yo de la tienda, el viento tumbó la tienda y mamacangreja y cangrejito desaparecieron sepultados por un alud de tela ondulante, como si el viento hubiese decidido darles caza.
Como os podéis imaginar ese fue el final de la jornada montañera. Cangrejito, se había llevado el susto del 2013 y se quería ir, de hecho decía que no quería volver a la montaña nunca más. Así que mientras yo recogía la tienda, me esperaban en el coche terminando de comer y después para casa.
La próxima vez, pondré unas velitas en la capilla de San Juan para ver si tenemos mejor suerte. Con lo que yo he sio!!!

 Esta última imagen es un reflejo de lo que me depara el resto de las vacaciones. Que tampoco esta nada mal.