¡Los bingueros!

Creo que esta vez no os va a pillar desprevenidos la entrada. Este fin de semana y con el objetivo de amenizar las veladas campestres a la fresca, se nos ocurrió, ya que a cangrejito le gusta mucho, comprar un bingo para jugar en familia. Pues bien, ha sido un éxito rotundo, teníamos tal jaleo montado que no venían ni los mosquitos. 
Porque además de la animación que nos ofrecía cangrejito con sus saltos, gritos y risas, se añadían los famosos cánticos, al estilo de La ruleta de la fortuna "ese bingo, ese bingo eh eh" y las peticiones espontáneas de números o las molestas comprobaciones "ha salido este número" "ha salido aquel", pero vamos hombre ¿tu lo has oído?, pues eso.
El viernes cangrejito estaba desbordado, eufórico, patódico, si lo he dicho bien, porque en una de sus acrobacias bingueras le pegó una patada y salieron volando todas las bolas, menos mal que no fueron muy lejos, porque si llegan a caer fuera de la terraza...
El sábado repetimos, y además estaba cangreprimo, que se quedó a pasar la noche,  para ser testigo de como cangrejito conseguía línea y bingo en la misma partida. 
Un rato antes, mientras terminábamos de recoger, fregar y preparar las hamacas, ambos primos se dedicaron a ir por el huerto buscando erizos, a cangreprimo se le metió en la cabeza que tenía que cazar uno para llevárselo de mascota. A cangrejito le impacto tanto aquello, que por la noche, de madrugada hablaba en sueños y decía "mira una seta ... mira en los tomates ... un erizo". Incluso dejaron junto a la terraza un plato con peladuras de manzana y un vaso con agua para ver si se acercaba y lo podían coger.
El sábado hizo bastante viento y estaba nublado, de modo que no fuimos a la playa, pero pudimos sacar la cometa que habíamos comprado, y después de varios infructuosos intentos la pudimos hacer volar durante un buen rato, incluso cangrejito la manejó solo.

Ya veis, yo la primera vez en mi vida que volaba una cometa, a mis cuarenta, y cangrejito con cuatro, y la manejaba mejor que yo, igual que el helicóptero dirigido que nos regalaron, yo apenas lograba hacerlo despegar, y él, lo llevaba por encima de la casa. En fin, otro fin de semana tranquilito, tranquilito, sin teléfono, televisión, internet ni radio unplugged total, y sienta de bien, lo único malo es el domingo por la tarde, tener que volver a la ciudad, creo que me estoy asilvestrando, de seguir así tendré que añadirlo al perfil "Cuarentón, ciezo, parao, asilvestrao e involucionando".