Ser o no ser

“¡Ser o no ser, esa es la cuestión!- qué debe
más dignamente optar el alma noble
entre sufrir de la fortuna impía
el porfiador rigor, o rebelarse
contra un mar de desdichas, y afrontándolo
desaparecer con ellas?
morir, dormir, no despertar más nunca,
poder decir todo acabó; en un sueño
sepultar para siempre los dolores
del corazón, los mil y mil quebrantos
que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara
concluir así! Morir… quedar dormidos…
dormir… tal vez soñar!”




Igual que Hamlet, me encuentro inmerso en la duda, no sé si actuar o inhibirme. El protagonista de la obra lo tenía más fácil, porque solo tenía que decidir entre vengar a su padre o callar y morir con el secreto. Por el contrario, yo me enfrento a un dilema más complejo porque dependiendo del enfoque el “ser o no ser” pueden intercambiar su significado.
El “Ser” implica la acción consciente sin importar las consecuencias. Debería ser la opción de afrontar los de desagravios a la afición y la mala gestión y desaparecer mostrando mi descontento, con mi ausencia, hasta que haya un cambio real. El “no ser” conllevaría tragar con todo por seguir junto a mi equipo y expresarme en las gradas.
Pero el problema viene cuando esto puede interpretarse de otra forma y el “ser” implicaría actuar en conciencia con un sentimiento que dura 30 años, quedarme en las gradas y manifestar mi descontento desde las mismas. El “no ser” reflejaría mi falta de orgullo y compromiso y volver cuando las cosas estén mejor.
La cuestión, es que hay razonamientos válidos y coherentes para tomar cualquiera de las dos opciones. Y como hizo Shakesperare con Hamlet, esto no hace más que poner de manifiesto las pasiones humanas, mis pasiones, mi amor por unos colores, y la ira y la rabia contenida contra los propietarios del club (madre y tío de Hamlet).
¿Debo permitir que al C.D CASTELLON desaparezca como el rey Hamlet?, yo creo que no, pero la duda sigue siendo
“Ser o no ser, esa es la cuestión”.