Hoy cumplo 15 años!!

El 6 de julio de 2010 publiqué mi primera entrada en este blog.

 ¡Quince años ya! Se dice rápido, pero son muchos años, al menos para un blog, dos crisis personales y por lo menos tres modas absurdas de Internet. Empecé sin saber muy bien lo que hacía, como quien planta una semilla por curiosidad… y de repente, ¡zas! Creció una jungla.

Durante este tiempo he contado muchas cosas. Algunas importantes, otras absurdas, otras que ahora leo y me digo: “¿En serio publicaste esto?”. Pero todas forman parte de lo que ha sido este blog: un lugar donde he compartido mi vida, mis pensamientos, mis risas y mis tropiezos.

Aquí han crecido mis hijos (aunque lo nieguen cuando los nombro por aquí). Hemos vivido juntos momentos que van desde el primer día de colegio hasta la emoción de la publicación de mi primer libro. También he compartido historias de trabajo, de desempleo, de cambios, de reinvención, de ventiladores de techo y conversaciones increíbles con mi hijos.

Este blog ha sido testigo de mi evolución. O de mi involución, según el día. Lo empecé con la ilusión de un novato y lo continúo con las ganas de un veterano con cicatrices de teclado. Ha sido terapia, desahogo, confesionario y, sobre todo, una excusa maravillosa para seguir escribiendo.

Y lo mejor de todo sois vosotros. Sí, los que estáis al otro lado. Los que habéis leído, comentado, compartido o simplemente pasado por aquí sin hacer ruido. Os debo más de una sonrisa y algún que otro empujoncito para seguir escribiendo cuando pensaba que ya no tenía mucho que contar.

Quince años después, este blog sigue vivo, algo desordenado y con sus arrugas, pero vivo. No sé cuánto tiempo más durará, pero mientras tenga historias que contar, aquí estaré, aporreando teclas y echando la vista atrás con cariño.

Gracias de corazón a quienes habéis estado desde el principio, a los que llegasteis a mitad de camino y a los que acabáis de aterrizar. Este rincón es tan vuestro que mío.