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miércoles, 10 de febrero de 2021

#Conversaciones en el lado oculto de la luna XXVIII

 

El otro día, le compré a cangrejín unos pastelitos redondos muy conocidos, llevan la tira de años.

Le costó mucho que se los comprará, porque solo los quiere por el regalito que llevan en la caja, luego los pastelitos no se los come, porque no le gustan. De hecho, me sucedía lo mismo con cangrejito. Y al final sucedía lo que sucede siempre, acababa comiéndomelos yo, al igual que otras muchas cosas que compran por el regalo.

Un día en un momento de debilidad se lo compre.

La cuestión es que la otra tarde estábamos en el comedor y empezó a pedirme algo de merendar. Yo lo tuve claro, era mi momento:

Yo: cangrejito cómete un pastelito, me dijiste que te los ibas a comer.
El: No, que me han timado.
Yo: ¿Te han timado?
El: Sí el regalo era una caca.
Yo: Bueno, pero eso no tiene nada que ver, además, ya sabías lo que llevaba. Y me dijiste que te los comerías. (Sabía yo que no, pero tenía que intentarlo). Venga comete uno, si no al final me lo tengo que comer yo.
El: Da igual papi, cómetelos tú, te los dejo para ti, así te pones más gordito.
Yo: ¿Qué?
El: Si, así estás más blandito, de cojín.

Ni uno más entra en casa.

6 comentarios:

  1. Igual que en casa...mi hija come muy poco y es una negociadora nata, empieza a separar comida del plato diciendo, yo me como esto y el resto se lo come papá...

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  2. Mi hija de pequeña decía que quería tener la tripa blandita como la de mami...ahora ya no lo dice, más bien se descojona del michelín que achacamos a los roscones varios que hacemos por puro aburrimiento.

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