Castellón de la Plana, 9:15 AM. Después de dejar a Cangrejito en el colegio y tomar un escueto desayuno, compuesto de una taza de capuchino con sabor caramelo, dos cucharaditas de azúcar y una de nesquik (es que no me gusta el café), salgo de casa en dirección a la oficina del Servicio Valenciano de Empleo. La mañana era muy agradable, el frío siberiano que nos había acompañado durante las últimas jornadas, parecía haberse tomado hoy un respiro, quizás consciente de que algo más grande estaba por suceder.
Las calles poco transitadas, normal en una ciudad de estas características, a estas horas y los comercios cerrados. El trasiego en las cafeterías, inferior al de años atrás, daba un poco de vida a la ciudad todavía dormida, o escondida, con los cafés apurados con prisas por aquellos que apuran, hasta el último segundo y sorbo, antes de ir a trabajar.
Al enfilar la calle que llevaba directo a la oficina del Servef, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al ver como mis pasos se adentraban en una calle solitaria, de aspecto gris y sombrío, de esas en las que de noche evitas entrar. Eran las 9:35 AM, y nadie en toda la calle, nadie en las cercanías del SERVEF, nadie en las puertas de acceso a las nuevas oficinas. En ese momento tuve la certeza de que algo estaba sucediendo, algo fuera de lo normal.
Al cruzar las puertas automáticas de acceso, mi sexto sentido clamaba a voces que allí estaba sucediendo algo, mientras mis pasos me dirigían a la sala de espera, donde solo había un hombre sentado, con la mirada perdida en la pantallas que indicaban el turno y la mesa a la que dirigirse. Con el corazón en un puño cogí mi turno y me dirigí a las sillas donde estaba sentado ese solitario y ausente personaje.
A penas había transcurrido un minuto, cuando apareció mi número en la pantalla luminosa mientras una voz decía :"A056 MESA 01, A056 MESA 01". Miré a aquel hombre buscando alguien con quien compartir mi incredulidad, mi intriga. Por un momento, el salió de su trance personal y cruzamos nuestras miradas durante un par de segundos, nuestras caras de estupefacción eran fiel reflejo de lo que estábamos viendo con nuestros propios ojos, aquello no era normal, algo estaba sucediendo.
A las 9:50 AM dejaba la sala de espera, ahora vacía y las instalaciones oficiales y me sumergía de nuevo en la solitaria y lúgubre calle por la que había llegado apenas 15 minutos antes. Mientras me alejaba de allí, sin mirar atrás, mi mente no paraba de dar vueltas a los acontecimientos, no sabía si había sido una grieta en el espacio tiempo, una puerta a otra dimensión o simplemente una experiencia sobrenatural.
Mientras recorría ausente las calles de regreso, una luz brillante y pura iluminó mi mente y, al fin, comprendí que es lo que había sucedido: "Ya no queda nadie por apuntarse al paro".
Y como si de un simple interruptor se tratase la realidad ha cambiado de historia fantástica a una de terror. En la que los parados hacemos de zombis que deambulan por las calles, y los supervivientes se aferran a lo que tienen, aceptando, sin protestar, las condiciones que les imponen, por miedo a ser engullidos por esa marabunta de cuerpos vacíos que se arrastran sin dirección, ilusión ni objetivos.
P.D: Esta entrada se la dedico a nuestros gobernantes, porque señores "arrieros somos y en el camino nos encontraremos". Están transformando España en una versión cutre de una serie de zombis, a la que podríamos llamar "The Working Dead".
Moooooola. Los parados hacemos de zombies, jajajaja....
ResponderEliminarPues por aquí el tiempo mínimo de espera en el Servicio Andaluz de Empleo es de 45 minutos. Y es que por estas tierras hay demasiados parados con demasiadas preguntas.
Besotes para Cangrejito.
Creo que el Diario de un zombi te ha afectado más de lo que tu te crees...aunque no dejas de decir verdades como puños!!!
ResponderEliminarUn beso para la Crab family!!!
Puffffff, qué miedo! ;P
ResponderEliminarQué buenooooo!!!!! me has dao!
ResponderEliminarthe P files, cuidadín que la verdad está ahí fueraaaaa.
La que has liado para decir que has ido al paro jajaja muy buena, me ha gustado mucho jajaja
ResponderEliminara este paso puede ser una realidad, cada dia que pasa está todo más chungo, los parados aparecen como zombies.
ResponderEliminarDavid:
ResponderEliminarLa vez anterior era mínimo una hora y media y ahora...
Valle:
Afectarme a mi? jajaja
verdades como puños prutrefactos jajaja
Speedygirl:
Miedo tu? no me lo creo
Arenita:
Si, es verdad, está ahí fuera... y asusta
Pedro:
Es que solo contarlo no tiene gracia jejeje
Hoangho:
Cierto, los contagios se producen exponencialmente. A este paso...
igual si que es el fin del mundo jejeje
y los empresarios. Vampiros
ResponderEliminarBuff, que bajón. Tienes toda la razón. Nos estamos convirtiendo en zombis sin esperanza.
ResponderEliminarJoaquín Doldan:
ResponderEliminarjajaja ahí le has dado bien jajaja no había caido.
Madre desesperada:
En verdad la esperanza es lo único que creo que nos queda, pero vamos que nos dejan sin ilusión.