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domingo, 31 de octubre de 2010

Los niños de la panocha

Como la fecha es propicia y las circunstancias me inducen a ello, voy a compartir con vosotros una de las experiencias más espeluznantes que he vivido ultimamente. Todos, al menos los de mi edad o más, recordamos películas como la noche de los muertos vivientes o el pueblo de los malditos. Os recuerdo estos títulos porque la experiencia que he vivido, es una terrorífica mezcla de ambas películas, salvo porque lo que me ha pasado es real.

Todos, o por lo menos los que no vivimos en el Caribe y no practicamos el budu, pensamos que los zombis no existen, que no son más que un recurso literario o una creación ficticia para el cine. Pero estamos totalmente equivocados y podré demostrarlo en breve. La próxima vez que tenga ocasión lo grabaré y demostraré que estas no son las palabras de un desquiciado o un desequilibrado.
Todo empezó en el mes de septiembre, y aunque al principio todo parecía normal, poco a poco se fueron produciendo algunos cambios, inofensivos en apariencia. Jamás hubiese pensado que el mero hecho de ir a recoger a cangrejito a la guardería iba a suponer enfrentarme cara a cara con un fenómeno tan aterrador. De hecho, para que una película de miedo de más miedo todavía solo tiene añadir un niño malo (Pet Cemetery, el pueblo de los malditos,...). Con esto no estoy diciendo que los niños sean malos (que os conozco) sino que cuando aparecen dan más miedo.
Como nunca llego de los primeros a la hora de recoger a cangrejito no había tenido ocasión de vivir esa experiencia. El viernes pasado y por casualidad o por causalidad como vosotros prefiráis llegue el primero. Abrí la puerta y cangrejito al verme se levantó y vino corriendo a buscarme. El resto de los niños, lentamente se giraron y se levantaron de sus diminutas sillas. Todos a la vez, como guiados por una voz silenciosa se dirigieron hacia mi con pequeños y torpes pasos, con la mirada fija en mi como hipnotizados o poseídos por un ente invisible. Algunos levantaban sus manitas hacia mi para, no se
para que, no les di ocasión, miré a cangrejito para cerciorarme de que el no estaba en aquel estado, le grite a la profesora que huyera que estaba a tiempo y salí corriendo como si me persiguiera el mismísimo satanás. Los padres que iban llegando miraban estufefactos como me iba gritando mientras cangrejito se descojonaba de risa, lo que aún me pareció más terrorífico, pero es mi hijo y no lo podía abandonar allí, en aquella guadería maldita. No sabía como, pero le ayudaría.
Hoy es domingo, y se supone que el lunes tengo que volver a llevarlo a clase. Apenas duermo desde entonces pensando en que escusa voy a poner para dejar de llevarlo, aunque tengo que reconocer que también me preocupa despertarme en mitad de la noche y encontrarme a cangrejito con los ojos brillantes junto a mi.
Independientemente de la decisión que tome, haré de tripas corazón y grabaré un vídeo para que las terroríficas imágenes os abran los ojos y dejéis de vivir engañados.
¿y si es demasiado tarde?, ¿lo sabrá mamacangreja?. Dios mio no me llega la vida con tantos nervios.
Si dentro de unos días no sabéis nada de mi, recordad mis palabras y tened mucho cuidado.
Así me he quedao:

4 comentarios:

  1. Estás fatal de lo tuyo, eso lo sabes, ¿no? XDDDDDDD

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  2. Speedygirl:
    Cada vez peor, si ya lo aviso en la cabecera (e involucionando). Lo que no sé en que mutaré.

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  3. Me parece a mi que ves mucha tele, jeje. Yo de ti me timaría una tilita.

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  4. Rafa:
    Se que me he tomado algunas licencias literarias, pero la situación es real y acojona.

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