Aunque hay muchas similitudes con la obra de Miguel Delibes, no es de esta obra de lo que voy a hablar. Aunque para entender los paralelismos a los que me refiero creo que debo hacer un pequeño resumen de la misma, para los que no la hayan leído o no se acuerden.
En esta novela Delibes nos cuenta la vida de Nini, el Ratero (su padre) y su perra Fa. Estos tres personajes vivían dentro de una cueva y se dedicaban a la caza de ratas que posteriormente vendían a los habitantes del pueblo convenciéndolos de que eran buenas. Tanto Nini como su padre el Ratero (porque la perra está claro que no pintaba nada) vivían sometidos a una constante presión del alcalde del pueblo “Justino” y del Gobernador. Estos les exigían el inmediato desalojo de la cueva. Pero la cabezonería del Ratero era superior a las propuestas económicas y ventajas sociales que les ofrecían. En esta obra aparece otro personaje, enemigo del Ratero Luis, pues también se dedicaba a la caza de ratas. Y que el Ratero se encarga de quitarse de encima en un momento determinado de la obra, lo mata, tras una pelea por unas ratas.
En el relato, llega un momento en el que la gente solo puede vivir de las cosechas, porque ya no quedan animales de ningún tipo. Otro de los personajes Prudencio intenta avisar a los habitantes de que las cosechas corrían peligro, pero nadie le creyó, y una terrible granizada destruyó todas las cosechas.
Las similitudes con lo que está sucediendo en el C.D. CASTELLON son evidentes, pero quizás en este caso lo importante radica en las diferencias. En el C.D. CASTELLÓN hay tres personajes que se ganan la vida haciendo sus trapicheos en el club, e intentando convencer a los socios y seguidores del equipo de que lo que están haciendo es lo mejor para el club.
Por su parte, el alcalde de la ciudad y el presidente de la Diputación, han ejercido cierta presión sobre ellos para que abandonen la cueva, pero sin demasiada insistencia ni contundencia. De hecho, pusieron unas condiciones que no se han cumplido y sin embargo van a continuar subvencionando el desaguisado, porque es la única fuente de alimentos importante que le queda al club.
En el caso que nos ocupa, también aparece otro personaje que ha intentado hacerse con el control, pero que el Ratero se ha ocupado de eliminar de la ecuación, sin matarlo claro.
Prudencio lleva tiempo avisando del negro porvenir que le espera al club si no se hace algo. Pero la tormenta todavía no ha llegado, aunque se ven nubes de granizo en el horizonte.
Pero ¿Qué clase de tormenta llegará?, ¿una en la que la nefasta gestión y las confabulaciones internas acaben con la extinción de un sentimiento con más de 85 años de historia?
O una ¿en la que la afición sale a la calle a protestar para presionar al alcalde y al presidente de la diputación para qué tomen cartas en el asunto de una vez por todas y dejen de dar dinero al club hasta qué el Ratero, Nini y Fa se vayan?
La segunda es poco probable después de ver como la afición, cual rata en un barco que se hunde, ha sido la primera en abandonar la nave. Es cierto, que la desilusión y los constantes atropellos sufridos por los dirigentes del club son los que han desertizado Castalia, pero deberíamos tener el amor propio suficiente para decir “HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO”.
El otro día alguien me decía al respecto: “De fuera vendrán y de tu casa te echarán”. Y eso es lo que está sucediendo, a no ser que hagamos entre todos algo para evitarlo.
PAM PAM ORELLUT!!!!!!!
Pues sí! es una lástima que jueguen con la ilusión de tanta gente.
ResponderEliminarSólo podemos esperar a ver qué pasa...
Muy interesante el paralelismo que usted establece respecto a la obra de Delibes.
ResponderEliminarEs así de triste pero ha acertado en todo y sólo me queda esperar que las ratas se ahoguen en este naufragio albinegro, irrimisible naufragio. Escribo irremisible porque no tenemos perdón ninguno de los aficionados albinegros que no nos hemos movido por nuestro club.
Si todo esto se confirma no nos queda más que esperar la puntilla final.
Amigos, nos han demostrado que el CD Castellón no tiene importancia ni para la clase empresarial, ni para los políticos castellonenses y, lo más triste, para la sociedad de esta ciudad.
Pero bueno, las ratas no saben nadar.
Felipe Pérez Ferrer.
Accionista y Socio 614.