Mercado de San Miguel |
El Mercado de San Miguel fue nuestra siguiente parada tras abandonar el hotel. por lo visto, algún conocido de mamacangreja y hermana menor les había recomendado este mercado reconvertido a centro de tapas. El sitio es muy bonito y estaba petado de gente. Un montón de puestos de todo tipo de tapas y otros de bebida. Conseguimos una mesa y unos taburetes que teníamos que estar constantemente defendiendo del asedio enemigo.
Cogimos pulpo a la gallega, croquetas, queso, un surtido variado de montaditos y unos trozos de tortilla de patata. Estaba todo muy bueno, aunque la tortilla, para mi gusto un poco cruda. Cada uno cogimos una cosa, yo cogí el queso, porque sabía que cangrejito sería lo único que probaría. Cuatro porciones con un poco de pan, 6,00€, ¿nos hemos vuelto locos?, con ese dinero me compro el queso entero y me sobra para una barra de pan seguro. Pero un día es un día y estábamos de vacaciones ¿verdad?.
A todo esto, yo me fui a buscar un supermercado porque a cangrejito no le gustó el queso y tenía hambre. Le compre unos batidos y unas galletitas TUC y allí estaba el sentado en un taburete compartiendo mesa con los demás, más mono.
Después nos fuimos a buscar un restaurante que los abuelos recordaban de cuando estuvieron en ciudad capital en su luna de miel, hace cuarenta años. Y como era de esperar no tenían muy claro por donde estaba, de modo que estuvimos más de una hora dando vueltas, cuesta arriba, cuesta abajo. En verdad, no estuvieron del todo mal encaminados, el error fue volver a la plaza mayor, porque el restaurante estaba a 50 metros del mercado San Miguel. Pero al menos vimos zonas que no habríamos visto de otro modo, vimos hasta una boda, y ya sabéis como son las mujeres cuando se encuentran con una, hay que ver a la novia, si o si.
Como estábamos cansados del viaje y del pateo en busca del restaurante perdido, y no hacía tanto que nos habíamos tomado las tapas decidimos volver al hotel, y descansar un rato. Quedamos a las 17:30 para salir de nuevo a callejear un poco.
No había dejado la mochila en el suelo cuando cangrejito, con ese arte que solo el tiene dice:
- habuguesa (traduzco: Hamburguesa).
Al crío le dio hambre, normal, de modo que nos fuimos a buscar algo rápido, Mc Donals. Le pido el menu de niños y nosotros unos Frappes de moka y chocolate. Y allí estábamos los tres, cangrejito jugando con el cochecito que venía en la caja, mamacangreja con su frappe de moka y yo con mi frappe de chocolate mezclado con la hamburguesa y las patatas que el niño ya no quería. En fin, le pedí unos nugets y al menos se los comió.
Después compramos agua y unos plátanos y volvimos al hotel. Pero claro, solo tuvimos 10 minutos de descanso. Una vez todos reunidos dimos una vuelta por Gran Vía hasta Preciados, y allí, como absorbidas por un poder sobrenatural todas ellas, más primo y marido hermana mayor se metieron en la mega tienda de DESIGUAL, el abuelo, marido hermana menor, cangrejito y yo, nos recorrimos la calle preciados a ritmo de paso de semana santa, esperando que al volver estuvieran fuera. pero como era de esperar no estaban, de modo que optamos por lo que suelen hacer los hombres, buscar una terraza y sentarnos a tomar algo. Al poco, no habíamos empezado todavía llegó el resto.
Después nos fuimos hacia el teatro real y al palacio real, unas fotos, y a cenar.
La cena fue en un bufet libre. No había mucha variedad, pero lo que había estaba muy bueno. Lo que más me gustó fue el pollo a la mostaza (yo no me di cuenta de que era a la mostaza, eso por no leer los letreros), me gustó tanto que repetí. Lo malo es que soy alérgico a la mostaza. Afortunadamente para mi y para los demás, no llevaba mucha cantidad y solo me dio una diarrea pa cagarse (nunca mejor dicho), pero al cabo de una hora y media más o menos, cuando ya estaba en el hotel. No voy a dar más detalles, pero yo creía que se me iba a salir el intestino delgado, el grueso y el mediano por el culo. Ahora me río, pero me condicionó el resto del fin de semana, ya que me lo pasé con el culo apretao.
Si hubiese llevado mucha mostaza o hubiera sido sin cocinar me habría puesto muy malito, y antes de salir del restaurante me habría convertido en una fuente de dos caños.
En fin, todo fue bien y disfrutamos de un primer día en ciudad capital en el que el clima nos respetó y no llovió más de cuatro o cinco gotas que paraban antes de abrir el paraguas. De hecho el viento que hacía yo creo que era el producido por los paraguas de la gente abriéndose y cerrándose.
Continuará...