miércoles, 5 de octubre de 2011

Momentos inolvidables.

Después de leer las anécdotas de Bolboreta, no he podido evitar recordar grandes y vergonzosos momentos a lo largo de mi vida. Afortunadamente, para mi claro, no han dejado más huella que un ego dolorido a corto plazo. Todos metemos la pata alguna vez, esta claro que algunas más que otras, pero todos sucumbimos en algún momento a la vergüenza de hacer el ridículo delante  un número indeterminado de personas.
En mi caso, he metido la pata más veces de las que me gustaría reconocer, pero existe una en particular, que si bien no me supone ningún trauma, creo que es la ocasión en la que más vergüenza he pasado nunca. De hecho, creo que pasé tanta que la agoté casi toda.
Sucedió un domingo cualquiera, uno de esos domingos en que nos juntábamos un grupito de amigos y amigas, todos rondando los 15 años, y nos íbamos a "misa". Íbamos siempre a una iglesia que estaba fuera del casco urbano, y nos gustaba ir por las vías del tren (puntualizar que por aquellas vías hacía mucho que no pasaban trenes). Siempre llegábamos pronto y el cura, a veces, nos elegía a alguno para hacer la lectura. Casi siempre era Y, pero aquel día fui yo el elegido (tampoco era la primera vez) y la iglesia estaba casi llena.
Una vez llegado el momento me acerqué al atril, y comencé la lectura.  Casi al principio, el cangrejo que os escribe leyó dos veces la misma frase. No pasa nada, lo sé, sigues leyendo y lo más probable es que muchos ni se den cuenta. El problema fue que en lugar de seguir me giré hacia el cura e intenté convencerle de que estaba duplicado, con el micrófono abierto claro. El sacerdote me dijo que no importaba que siguiera donde me había quedado, y así lo hice, hice el resto de la lectura, aunque yo no me podía oír porque mi corazón latía tan fuerte que me lo impedía.
Mis amigos estaban todos rojos de aguantarse la risa, y yo con mi semblante tranquilo parecía en calma, pero por dentro era pequeñito, pequeñito, quería desaparecer.
Al acabar el cura se acercó a mi y me dijo que no me preocupara, que gracias a eso, había conseguido que todos en  la iglesia escuchara la lectura, porque la mayoría no suele atender. Aquello me consoló un poco, bueno no, miento, mis amigos se aseguraron de recordarme lo gracioso que había sido, eso y las miradas sonrientes de los feligreses.
Pasé mucha, pero que mucha vergüenza, de hecho tardé unos cuantos domingos en volver, y cuando lo hice tenía la sensación de que todavía se acordaban de mi metida de pata, eso y que alguno de mis amigos se dedico a decir "que hoy vuelve a leer el", señalándome con insistencia. No leí ese día, pero si que lo volví a hacer, el miedo nunca me ha impedido hacer cosas, sobretodo si la vida no me va en ello.

8 comentarios:

  1. Jajajaja... Qué pena que las nuevs tecnologías todavía no existiesen en nuestra juventud!!! :D
    Yo pagaría por verme en la primera exposición de un trabajo en la facultad ¡un poema! jajaja
    Lo de hablar en público nunca ha sido lo mío, y mira que hablar hablo eh??
    Esa es la actitud, que el miedo no te frene :D

    ResponderEliminar
  2. Jajaja Te imagino rojo como un cangrejo. Es cierto que en la adolescencia cualquier cosa de esas es como si nos fusilaran, es una edad complicadita, Ante cualquier vergüenza (Aquí los adolescentes le llaman "roche")Se quiere enterrar la cabeza y quedarse allí y si el roche ha sido observado por alguien de genero opuesto y que te gusta pues el sentimiento de trágame tierra es elevado a la enésima potencia. En mi adolescencia a mi me pasó algo re-vergonzoso que era para desaparecer y el muchacho que me gustaba estaba allí mismo pero como es tan vergonzoso pues no te lo voy a contar :D

    ResponderEliminar
  3. Puffffff, Papacangrejo, si eso es lo que más corte te ha dado en la vida es que has tenido mucha suerte con tus meteduras de pata ;P

    ResponderEliminar
  4. Bolboreta:
    Afortunadamente, no tengo problemas para hablar en público, por lo visto aquello no me afectó, jejeje
    Patito:
    Cuanto más vergonzoso sea más gracioso es jajaja cuentalo, cuentalo...
    Speedy:
    Puede ser, seguro que las hay de peores, pero en mi caso, esta fue la vez que más verguenza he pasado, aunque no la única.

    ResponderEliminar
  5. Uf qué apuro! yo creo que no habría vuelto! Vivan los valientes!!!

    ResponderEliminar
  6. Arenita:
    Es que si cada vez que nos pasa algo en sitio no vamos, al final no saldriamos a la calle jejeje
    Hoangho:
    Creeme, no es así. A no ser que dejen entrar a los que ha apostatado. jajaja

    ResponderEliminar
  7. Pero si eso no es nada.... a mi me paso que es clase de bailes de salón ún día me dí cuenta que la parte feminina de una de las parejas asistentes tenía más barriguita de lo normal...yo ni corta ni perezosa le suelto ¡¡¡¡Anda!!! Estas embarazada??? Felicidades!!!!!.....y la tia me dice... Pues no, no estoy embarazada!!!! Lo siguiente fue pensar, Tierra trágame!!! y desde entonces he decidido no hacer esa pregunta nunca más a no ser que estén ya de 9 meses....y aún así me lo pienso dos veces!!!!

    ResponderEliminar

Pinzadas