viernes, 10 de septiembre de 2010

GUARDERIA 2

El miércoles por la tarde fue un día de nervios y preparaciones. Más para nosotros que para cangrejito, aunque estoy seguro que sabía que algo se estaba preparando. Desde que lo apuntamos a la guardería le hemos ido recordando, de vez en cuando, que pronto iría al “cole de los nenes”, por eso creo que algo se olía.
Hoy jueves lo hemos despertado un poco antes de lo normal, eran las 7:30 aproximadamente, pero a él no ha parecido importarle mucho, tumbado en el sofá con su biberón y viendo dibujos, mientras nosotros íbamos de un lado para otro perfilando los últimos detalles. Cómo las camisetas que le teníamos que poner en la bolsa, de reserva, y que pusimos a lavar el miércoles por la tarde, porque no nos dimos cuenta que lo tenía todo sucio.
Una vez todos vestidos y peinados, bueno a mí no me hacen falta, pero ellos sí, nos hemos ido de casa haciéndole algún recordatorio sobre nuestro destino. Al llegar al coche, me encuentro con otro vehículo aparcado en doble fila, impidiéndome salir. Un poquito más de nervios para terminar de animar la mañana. Después de unos cinco minutos, más que menos, aparece una mujer que sale de una cafetería de la esquina corriendo como si no quisiera molestar. Cuando llega, con educación pero con contundencia le digo:
- Yo: Si aparcas en doble fila, deberías tener la consideración de estar pendiente.
- Ella: Lo siento, lo siento.
- Yo: Si claro.
La mujer mueve el coche y nosotros salimos dirección al cole de nenes. Cangrejito va un poco serio, no sé si es porque hace poco que se ha levantado o por la incertidumbre.
Como es el primer día, elijo ir por un camino, que no volveré a repetir. Creo que hemos pasado por unos cinco o seis colegios con sus consiguientes atascos producidos por los padres y madres que llevan a sus hijos en coche, autobuses y tráfico habitual. Cuando veo estos atascos siempre me acuerdo de un monólogo que escuché una vez:
“A: Oye, ¿Cómo está tu mujer?
B: Muy bien, la he apuntado a un curso.
A: ¿Sí?, ¿de qué?
B: Cómo llevar / recoger al niño del colegio sin colapsar el tráfico.”
No recuerdo quien era, ni el resto del monólogo, pero ese trozo no se me olvida.
Después de haber salido con tiempo, colegio tras colegio se nos ha echado el tiempo encima. Faltan menos de diez minutos y todavía tengo que aparcar, si, porque yo ya hice el cursillo ese y no aparco donde me sale de la …,
De pronto, mientras aparco oigo “Agua, agua”. Ahora quiere beber, cruzo la calle corriendo y compro un botellín de agua en una cafetería que hay frente al coche. Niño bebido, a la guardería.
Llegamos y cangrejito que reconoce el sitio (ha estado dos veces anteriormente), sale corriendo por el patio en dirección al interior, señalando todos los dibujos que ha puesto decorando los grandes ventanales. De momento toda va bien, no llora, en realidad ninguno llora. Pero el tema cambia al entrar, empiezan a oírse lloros de todos los tonos e intensidades. Yo le lanzo una mirada a mamacangreja de complicidad mezclada con acojone y ganas de salir corriendo.
Cojo a cangrejito de la mano y le digo “vamos a tu clase cariño”, y allá que nos encaminamos los tres intentando mantener la calma mientras nos cruzamos con madres llorando, niños llorando, joder allí parecía que lloraban hasta las profesoras. Por fin llegamos al aula, y todavía seguimos intactos.
Alguna madre de los de su clase se va rápido y su crío se queda llorando, con unos mocos verdes surcando su labio superior hasta que llega otra madre y lo coge: “mama viene en seguida no te preocupes”, mientras el niño seguía en su interpretación personal de la Traviata.
Dejamos todos los bártulos donde nos dice el profe (tenía una cara de asustado impresionante), y vamos a buscar a cangrejito que se había largado a los columpios, volvemos a la clase y este empieza a ponerse nervioso y a querer que la mama lo coja en brazos, como decimos por aquí “aixo s’embrute” (esto se ensucia, se pone feo). Mamacangreja aprovecha un descuido y se larga, yo me quedo un poco más, lo siento en una sillita y le pongo unos dibujos para colorear, le doy unas ceras y otro niño le trae rotuladores. El parece que se conforma y se pone a pintar, lo que yo aprovecho para salir por piernas cerrando la puerta tras de mí.
- Yo: ¿no ha ido tan mal, verdad?
- Ella: ¿Se ha quedado llorando?
- Yo: No, pero no sé si ahora…, espera, desde el parque de atrás, desde los arbustos se ve su clase, vamos a cotillear.
Cuando llegamos al sitio en cuestión nos encontramos con los padres de una niña de la clase de mi hijo (la única que ha ido hoy) que han tenido la misma idea. Allí estábamos los cuatro, cual acosadores escondidos entre los arbustos espiando a nuestros hijos.
Yo: No lo veo, refleja el cristal.
El otro: Mira la nena, no está llorando, creo.
Ella: ¿Qué haremos cuando tengan 16 años, si ahora los espiamos así?
Todos: ja,ja,ja,ja
Yo: Ya lo veo, está… está, está dibujando en la pared con un rotulador.
Ella: No me lo puedo creer.
Yo: Míralo, míralo. Ni llora ni ná.
Nos damos la vuelta para irnos y nos topamos con una mujer cuidando el jardín del parque mirándonos con cara de circunstancias. Menos mal que estábamos allí dos parejas, si llego a ir solo, seguro que esa llama a la policía, ya me imagino intentando explicar a los agentes que hacía escondido entre los arbustos espiando a los niños de una guardería, buffff.
A las 12:50 estaba el patio de acceso plagado de padres impacientes por recoger a sus vástagos y ver cómo les ha ido la mañana. Cuando conseguimos llegar a la clase, nos encontramos a cangrejito sentado en una silla, con un yogurt delante de él, estaba esperando que volviera la profesora para darle el yogurt. Al vernos, nos sonríe pero no se levanta de la silla, así que mamacangreja le da el yogurt y cuando no quiere más se levanta y se va a los columpios a jugar con un camión.
Yo: Cangrejito venga vámonos a casa
Él: No
Ella: ¿cómo que no?
Él: No
En vistas de las pocas prisas por salir de allí me voy a buscar se lo al profesor (todavía vivo) para que me dijera como había ido. Al pobre no le llegaba la sangre al cuerpo, de hecho le oí decirle a unas madres que seguramente el viernes sería su último día. Yo no le he querido decir nada seguramente ya se sentirá el bastante mal. Así que en vistas de que el pobre no parecía saber donde estaba fui a hablar con la chica que le estaba ayudando. Toda sonriente y sin una gota de sudor.
Yo: Perdona ¿sabes cómo le ha ido a m nene? Señalando hacia fuera.
Profe apoyo: mira hacia afuera y dice ¿Cangrejito?
Yo: flipando de que ya supiera su nombre. Sí
Profe apoyo: No ha llorado, ha sido casi el único que no ha llorado. Ha comido un poco de arroz, unos trozos de pechuga y el yogur se lo iba a dar, pero han empezado a entrar padres y se acabó.
Yo: Si, estaba sentado esperando, pero se lo ha dado la mama.
Profe apoyo: Es muy sociable y participativo. Hemos puesto música y hemos dicho a bailar, y ha sido el primero en ponerse a saltar.
Yo: Si, me lo creo.
Profe apoyo: se ha portado muy bien.
Yo: Hoy, mañana veremos. Hasta luego.
El primer día ha sido muy bueno, pero ahora nos preocupa el segundo día, porque mañana, el ya sabe a dónde va, y no sabemos cómo se lo tomará cuando se vea allí de nuevo. Nuestra esperanza es que se lo ha pasado bien y que lo que más le gusta es jugar con otros nenes, así que a cruzar los dedos.

3 comentarios:

  1. ohhhhhhh...que tiernos sois los cangrejofamily. Yo fui más desnaturalizada, llegué y las deje y me piré pensando en 2 minutos se les pasa...y sí, se les pasa.

    Me dió más impresión cuando con 3 años las llevé al colegio...pero también se pasa.

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  2. Shamandalie:
    Tiene sus momentos.

    Molinos:
    No creo que sea ser desnaturalizada, de hecho creo que es mejor hacerlo rápido. A esas edades todo se les pasa rápido, a nosotros nos cuesta un poco más olvidarnos.

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