domingo, 18 de julio de 2010

El otro FIB

En estos días, como es normal, toca hablar algo del FIB. Pero yo no puedo hablar de los grupos que vienen a tocar, ni del ambiente durante el festival, ni de alcohol, ni de drogas, ni de sexo. Pues solo conozco a cuatro (Prodigy, Gorillaz, Kasabian y Lily Allen), de lo demás tampoco porque no he ido nunca y no creo que ya vaya a ir. Aunque nunca se sabe, igual cuando llegue a los cuarenta quiero retroceder en el tiempo y me da por ir.
El FIB que yo vivo es el diario, el de las playas, parques (en realizad cualquier zona con algo verde, si dejas una maceta te sale un fiber) y sombras ocupadas por jóvenes descansando de una larga noche de fiesta. Es como una foto del minuto de oro de la serie “Flash forward”.
El fiber tiene una capacidad de adaptación asombrosa. Hay veces que ves un bulto a la sombra de una palmera y al acercarte descubres que son varias personas ocupando la misma diminuta sombra, amontonados como los cachorros cuando su madre se ausenta, protegiéndose unos a otros. Quizás, es un método instintivo del fiber para evitar que el calor se lleve toda la humedad corporal. Además, sin perder casi la posición va desplazándose a medida que el sol cambia su lugar. A veces me dan ganas de decirles: “oye, que estas sobre el césped. Que esto no es como en tu país. Que ahí han estado meando y cagando perros todo el año, y aquí son muchos los que no recogen lo que dejan sus perros”, pero no digo nada porque sé que se le va a dar igual, lo único que quiere es dormir un rato a la sombra. Así que me rascaré yo por ellos, porque solo de pensarlo….
Puede que alguno estéis pensando que no me gusta el FIB o los fibers, pero nada más alejado de la realidad. Me encantan. Me gustan sus ganas de pasarlo bien, sus pintas, su manera de aguantar con paciencia las colas sin intentar colarse (igualito que los españoles), me gusta su buena educación y sobre todo que la mayoría no pierden la sonrisa, vale que eso puede deberse a otras cosas, pero no importa. Recogen su basura y la dejan en las papeleras (al menos de día).
Los que acabo de describir son ingleses, alemanes, etc. Los españoles, bueno a los españoles ya los conocemos. Aunque no todos son así, tengo que reconocer que los únicos que he visto colarse, tirar cosas al suelo y con un comportamiento más guarrete eran españoles y hombres. Pero tampoco estoy en contra de ellos, son solo formas distintas de ser y estar.
Pero sí estoy en contra de los aprovechados, los espabilados que intentan sacar tajada de estos jóvenes timándoles y engañándoles. Hoy mismo he sido testigo de varias cosas que me han indignado y todo en la zona de Torreón.
Me ha indignado que en uno de los puestos de venta ambulante a una chica inglesa le han pedido 20€ por un cojín cervical, y al momento a una señora le ha pedido 6€ por el mismo. Que aparezcan listillos, que aprovechando la escasez de taxis (problema endémico en nuestra ciudad y provincia), usan sus coches particulares para llevar gente desde la playa al pueblo o al camping cobrando 5€ por persona. Los que la semana pasada te vendían una cerveza a 1,5€ y ahora te piden de 2 a 3€.
Tampoco me gusta que una inglesa se sorprenda porque la heladera le ha devuelto 20 céntimos, y escuches como le cuenta que son pocos los sitios en los que les dan el cambio. Y aún así, siguen viniendo y sonriendo. Yo por mucho menos no volvería.
Son estos aspectos los que no me gustan del FIB. Pero estos abusos no son un problema causado por los que vienen, sino por los que estamos, o al menos por algunos.
Como no quiero acabar con lo malo del FIB, os dejo esto:



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